Además de fiesta y celebración cultural, el Carnaval es también un espacio político de reafirmación y empoderamiento.Así piensa Mayara Lima, Rainha de Bateria de Paraíso do Tuiti, una escuela de samba de Río de Janeiro, cuando reflexiona sobre el papel de la mujer en la mayor fiesta del mundo.
Mayara Lima ascendió al cargo de Rainha de Bateria tras conquistar Brasil con un vídeo que se hizo viral.
En un año, la bailarina vio su vida transformada por lo que más ama: la samba. El vídeo le dio un empujón y hoy tiene cerca de un millón de seguidores, ocupando el mismo estante que otras celebridades del carnaval, como Viviane Araújo y Paolla Oliveira.
Con el reconocimiento del grupo, hoy tiene asegurado el respeto que se ha ganado dentro de la escena carnavalesca. Pero no siempre fue así.
En el imaginario colectivo, tanto hetero como masculino, existe la creencia de que las mujeres que desfilan en carnaval son disfraces ya hechos para consumo propio. Mayara Lima recuerda la vergüenza de ser tocada durante un acto de la escuela de samba, haciendo lo que más le gusta: bailar.
«Fui acosada en la pista, pero es algo que he conseguido superar. Me siento mal, obviamente. Es malo, me molesta, me da vergüenza», recuerda y asegura que no renunciará al espacio que ya han conquistado sus predecesoras. «Vamos a seguir haciéndolo, porque nos encanta»
Según ella, los abusos se producían de forma velada, cuando los hombres pasaban las manos por su cuerpo de forma irrespetuosa y sin consentimiento. «Manos en la cintura, apretones y miradas mezquinas», dice.
A pesar de la vergüenza, dice que en estos casos se pone la coraza y afronta la situación. «Soy una mujer libre de ser lo que quiera y de ser quien soy», señala.
Durante décadas, el estereotipo de Globeleza ha provocado percepciones erróneas sobre el papel de las pasistas en Carnaval. Para Mayara, la hipersexualización, especialmente de las mujeres negras, proviene de personas ajenas a la vida cotidiana de la comunidad de samba.
«Cualquiera que esté involucrado en el carnaval sabe que no es sólo un cuerpo luciendo un bikini tanga, saben que se trata de ancestralidad, tradición. Esa mujer está ahí porque quiere estar ahí. Creo que lo más importante para los que bailamos samba es la danza, la samba que llevamos en los pies. El cuerpo, la ropa son sólo detalles», reflexiona.
A pesar de un pasado marcado por los inconvenientes, hoy Mayara vive en un ambiente donde sólo recibe halagos. «La gente me respeta más, porque en Tuiuti me reciben muy bien. Todos son familia, hoy en día eso no pasa, me respetan»
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