El pasado domingo (30) una aparición en las calles y avenidas de São Paulo, más concretamente en el barrio de Cidade Jardim, una zona de lujo de la ciudad, atrajo la atención de varios entusiastas (e incluso de los que no lo eran). Se trata de un Bugatti Chiron Sport, el único modelo en Brasil entre los 500 ya producidos. El ejemplar forma parte de una serie especial, con tan solo 60 unidades en todo el mundo.
El vehículo fue importado por Paíto Motors, empresa especializada en la venta de vehículos de lujo. Se estima que el superdeportivo se vendió entre R$ 50 millones y R$ 70 millones. El comprador, que no ha sido identificado, llevaba un casco mientras viajaba como pasajero en el vehículo.
Además del Bugatti, el propietario tiene una colección que incluye un Ferrari LaFerrari, a McLaren Senna, a P1, un Porsche 918 Spyder, entre otros. Anteriormente, el auto más caro de Brasil era el LaFerrari, valorado en R$ 40 millones y también único en el país, pero la llegada del Bugatti cambió ese escenario.
El Chiron presentado era de un color azul especial y está equipado con un motor W16 8.0 cuádruple turbo de 1.500 CV y 163,2 kgfm de par, acoplado a una transmisión automática de doble embrague de siete velocidades. Acelera de 0 a 100 km/h en 2,5 segundos, con una velocidad máxima limitada electrónicamente a 420 km/h, y puede alcanzar hasta 490 km/h sin limitador. La aceleración de 0 a 200 km/h se logra en solo 5,5 segundos. A máxima velocidad, el depósito de combustible se vacía en solo ocho minutos.
El modelo fue presentado en 2018 en el Salón del Automóvil de Ginebra y su producción finalizó en 2021. La versión Chiron Sport fue la primera serie especial del modelo y se caracteriza por una reducción de peso de 18 kg en la carrocería, debido al uso extensivo de fibra de carbono.
Para los aficionados, Bugatti presentó recientemente el Bugatti Tourbillon, un superdeportivo eléctrico de 1.800 CV capaz de alcanzar los 445 km/h en 25 segundos, sustituyendo al Chiron, del que sólo se prevén 250 unidades para su producción.
El Bugatti Chiron llegó a Brasil a principios de año y fue transportado en barco hasta el puerto de Suape, en Pernambuco, antes de ser finalmente visto en las calles de São Paulo el último día de junio. El proceso de importación tardó aproximadamente ocho meses en completarse.
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