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Los recicladores de Cracolândia fueron pagados con pinga por un proveedor de la multinacional Novelis

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Los recicladores y chatarreros de Cracolândia, en el centro de São Paulo, utilizan a los recicladores con dependencia química como mano de obra barata, dicen los fiscales de GaecoPaulo Pinto/Agência Brasil Novelis,

la

mayor recicladora de aluminio del mundo, compró materia prima a una empresa acusada de pagar con botellas de cachaça el trabajo de los drogadictos que trabajan como recicladores en Cracolândia, en la región central de la capital paulista. 

Las irregularidades fueron detectadas por la Operación Salus et Dignitas, realizada el 6 de agosto por el Grupo de Acción Especial de Lucha contra el Crimen Organizado (Gaeco), del Ministerio Público del Estado de São Paulo (MP-SP). El grupo de trabajo también incluyó a agencias federales. 

De acuerdo con las investigaciones, Minas Reciclagem utilizaba las bebidas alcohólicas como forma de remuneración tanto para los recolectores que trabajaban directamente en la empresa como para quienes traían aluminio y cobre para vender. En el caso del cobre, gran parte del material es robado del sistema de alumbrado público del municipio. 

Documentos a los que accedió Repórter Brasil muestran que Novelis realizó 53 depósitos, por un total de R$ 432 mil, en la cuenta individual de uno de los socios de Minas Reciclagem. Ubicado en el barrio de República, el galpón está cerca del «flujo», como se conoce al punto de venta y consumo de crack en el centro de São Paulo.

Novelis realizó 53 depósitos en la cuenta personal de uno de los socios de Minas Reciclagem. Fue detenido durante la Operación Salus et Dignitas, por posesión ilegal de un arma.

«A pesar de que la empresa promueve una imagen de preocupación por la sostenibilidad, los elementos aportados revelan que adquiere materiales de recicladores y chatarreros irregulares que operan en la región central de São Paulo», dice un extracto del informe de Gaeco sobre el desempeño de Novelis.

Lo que dice Novelis

La multinacional forma parte de un grupo empresarial con sede en India y opera principalmente en los sectores de aviación, automoción y bebidas. Entre sus clientes destacan algunas de las marcas más conocidas del mundo, como Boeing, Ferrari y Coca-Cola.

Contactada por Repórter Brasil, Novelis emitió un comunicado en el que afirma que no comenta sobre investigaciones y demandas en curso, y que cualquier manifestación se hará exclusivamente en los registros de la investigación. 

«La empresa reitera que sigue los más estrictos estándares de ética e integridad y cuenta con un sólido sistema de registro y aprobación de proveedores», afirma el texto. 

El informe también se puso en contacto con el bufete de abogados Torres, Falavigna e Vainer Advogados, responsable de la defensa de Novelis, pero no recibió respuesta hasta el cierre de este artículo. Los responsables de Minas Reciclagem no fueron encontrados. El texto se actualizará si se envían las posiciones.

Las autoridades

descubrieron un sistema que utilizaba a los drogadictos como mano de obra barata en los quince depósitos de chatarra y centros de reciclaje objeto de búsqueda e incautación en la Operación Salus et Dignitas.

El galpón de Minas Reciclagem fue uno de los establecimientos inspeccionados. En el lugar, tres personas fueron detenidas por posesión ilegal de armas y municiones, entre ellas, Cláudio Henrique Silva, socio de la empresa con una participación del 33%.

La investigación tuvo acceso a las facturas de bebidas alcohólicas adquiridas por Minas Reciclagem. Uno de ellos, valorado en R$ 4.572, se refiere a 1.440 botellas de 500 ml de Cachaça do Barril, un «primo» de Corote, una popular marca de brandy. «Ellos [los coleccionistas] a veces pagan con pinga, a veces con monedas», explica Eduardo Roos Neto, fiscal de Gaeco.

La factura muestra la compra de una gran cantidad de brandy por parte de Minas Reciclagem; Según Gaeco, la bebida se utilizaba como medio de pago para los recolectores de residuos dependientes de productos químicos.

En general, en los recicladores y depósitos de chatarra inspeccionados, no había equipos de protección para que los recolectores manipularan latas, chatarra y alambres de cobre, 

y en uno de los galpones las condiciones de higiene eran especialmente precarias. «Había heces donde algunos de ellos dormían», agrega Juliano Carvalho Atoji, también fiscal de Gaeco. En el lugar, se le preguntó a uno de los coleccionistas sobre su carga de trabajo diaria. «Hasta que el cuerpo pueda soportarlo, hasta que caiga», respondió.  

La operación del 6 de agosto fue precedida por una investigación realizada durante casi un año por Gaeco sobre las actividades criminales en Cracolândia. Entre el material grabado, un video llamó la atención de los fiscales.

En la acera de un galpón de la avenida Duque de Caxias, un hombre -vestido con una camiseta de la selección brasileña, pantalones cortos y chanclas- intentó arrancar, con sus propios dientes, la tapa de plástico de los cables tirados al suelo. 

«Son la masa de maniobra para que estas actividades ilícitas puedan funcionar y producir ganancias», concluye el fiscal Roos Neto.

(*) Por José Dacauaziliquá, editado por Carlos Juliano Barros, vía Repórter Brasil.

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